Alberto Garzón es más comunista que economista
Ya en la antigua Grecia el fabulista Esopo sabía que “compensa estar preparado para el peligro”. Henry Ford supo llevar esta necesidad a la práctica y lo expresó diciendo que “antes de nada, estar preparado es el secreto del éxito”, aunque quizá deberíamos ser más modestos y concluir que la preparación es la única forma de evitar el fracaso. Por eso debemos asustarnos de la respuesta que dio el ministro comunista de Consumo, Alberto Garzón, cuando en una entrevista en La Hora de la 1 le preguntaron si el Gobierno está preparando algún plan de contingencia ante el riesgo de desabastecimiento en el comercio mundial y él contestó que “no existe ningún problema de desabastecimiento”, que «algunas empresas están aprovechando la situación para incrementar los márgenes de beneficios» y que «estos procesos tienen que ver con lo psicológico», en relación con la teoría de la profecía autocumplida que intentaron enseñarle en la facultad de Económicas, pero que él, evidentemente, no comprendió.
La semana pasada, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en una intervención ante la Comisión de Presupuestos del Congreso sobre el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2022, anticipó un fuerte recorte en la previsión de crecimiento para nuestro país y advirtió de un desabastecimiento mundial provocado por la pandemia. «La rápida recuperación de la demanda mundial ha generado tensiones en las cadenas de suministros globales, con fuertes alteraciones en el transporte marítimo internacional, lo que ha provocado un aumento significativo de su coste y retrasos en el aprovisionamiento de productos», señaló el experto. Los argumentos están a la vista: la crisis del transporte por el Brexit en Reino Unido, el aumento del precio de los derechos de emisión de dióxido de carbono, la fuerte revalorización del coste del gas natural, el alza en el precio de la luz, la crisis de los semiconductores que se traduce en escasez de microchips, las políticas proteccionistas chinas que les están haciendo acaparar todo tipo de materias primas y componentes electrónicos… son sólo algunos ejemplos.
En España el desabastecimiento en algunos sectores es algo evidente desde hace meses. A día de hoy, la planta de Mercedes-Benz Vitoria acumula más de 3.000 coches sin terminar en la campa por la falta de piezas, lo que provoca que el 75% de los vehículos que se ensamblan al día no salgan camino del concesionario, porque están sin terminar. Este problema es común a todos los fabricantes automovilísticos en España, afectando también a Volkswagen, Seat y Renault. La Asociación Europea de Proveedores Automovilísticos (Clepa) cree que esta crisis causada por la escasez de semiconductores, puede durar hasta «bien entrado» el 2022. Pero todos los sectores se ven afectados habiéndose producido alertas por parte de la Asociación Española de Empresas de Componentes para el Calzado o de la Confederación Nacional de la Construcción, entre otros.
Alberto Garzón se hizo comunista antes que economista, con 16 años se afilió a la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE) y mantiene esta ideología criminal y homicida por encima de lo poco que debió aprender en la facultad. Ha afirmado barbaridades como que “el capitalismo es incompatible con la democracia porque en este sistema económico los votos se determinan en función del dinero, de modo que aquellos que más tienen son los que más mandan”, que “el único país cuyo modelo de consumo es sostenible y tiene un desarrollo humano alto es Cuba” y cada año celebra la memoria del psicópata asesino homófobo ‘Che’ Guevara, del que dice que “su memoria sigue iluminando con fuerza los horizontes de muchos pueblos del mundo”. Como ministro de Consumo, en vez de trabajar para prepararnos contra la grave crisis de desabastecimiento que afecta al consumo mundial, Garzón enreda con prohibiciones absurdas, como la última contra la publicidad de dulces dirigida a menores, la carne o el juego. En realidad, en lo más profundo de su ser, Alberto Garzón odia el capitalismo, la libertad y la democracia y desea con todas sus fuerzas que una crisis mundial acabe con nuestra forma de vida para poder imponernos a la fuerza el modelo comunista que a él le gusta… y Pedro Sánchez le deja enredar.